Armando Solís, el incansable pensador
La pintura de Armando Solís quiere captar y mostrar la vida en todo su esplendor y el resultado final de ese proceso.
A través, del arte ha tenido la oportunidad de viajar a regiones como: América Latina, Norteamérica, Europa y el Medio Oriente. Asimismo, ha hecho 40 exposiciones a nivel colectivo tanto internacional como nacional y 250 exposiciones individuales. “El arte es mi vida, allí he depositado los buenos y malos momentos”, aseguró Solís.
¿Cómo nace la vocación de dedicarse a la pintura?
Nace como todos los profesionales desde niño, a raíz que estudié cinco años pintura infantil por la motivación de mi maestra de primaria Carmen de Pacheco, quien fue la pauta y el origen de mi vocación por no contar con la ayuda de mis padres. De allí que descubro el amor por el arte, ya que gusté tanto de la experiencia que decidí estudiar en 1961 Artes Plásticas en la Escuela de Bellas Artes de El Salvador.
¿Aparte de Bellas Artes dónde más estudió pintura?
Después que salí de Bellas Artes en 1967 especializado en dibujo y pintura, tuve la oportunidad de estudiar en la Escuela Nacional de Artes Gráficas mural y grabado; luego en 1977 fui becado por la OEA (Organización de Estados Americanos) a un curso de Litografía a la Universidad Rodrigo Facio en San José Costa Rica y después a la Esmeralda de México.
¿Qué otras experiencias han marcado su trayectoria?
Cuando tenia 17 años el Presidente José Maria Lemus trajo de Estados Unidos a un gran maestro pintor chileno, y yo tuve la oportunidad de ser su discípulo año y medio en un taller. El maestro fue el que dejó todos los cuadros alegóricos a la Independencia de El Salvador y del Padre de la Patria José Matías Delgado que ahora en día se encuentran en Casa Presidencial.
Más allá del pintor
Para Solís detrás del artista está el hombre luchador que contrajo cuatro matrimonios en sus múltiples viajes al extranjero. Su actual unión matrimonial en El Salvador tiene 25 años.
A sus 70 años es padre de:
Dos hijos residentes en Estados Unidos,
Una hija en Barcelona,
Una hija en Suiza,
y dos hijos en El Salvador.
Fuente: Armando Solís, pintor salvadoreño.
¿En qué se inspira cuando pinta?
La inspiración es de acuerdo a los estados de ánimo, a la sensibilidad que uno este pasando ya sea trágica o feliz. Mi fuente permanente siempre ha sido la mujer, ya que he hecho muchos cuadros sobre ella, pero también la inspiración surge de un paisaje que a uno le impresiona o le gusta, o también, porque se da la oportunidad de generar dinero; en lo personal a mi se me presentó una oferta de inspiración el año pasado, en la que elaboré 30 cuadros.
¿Qué lo diferencia de otros pintores?
Diferencias son muchas, pero la primera es que yo tengo un estilo muy personal de mi pintura, y la segunda que he trabajado en áreas difíciles del arte, como la literatura, en la cual he publicado una autobiografía denominada Biografía común y corriente y diez libros de biografías de artistas reconocidos como: José Mejía Díaz, Camilo Mineros, José Martí, Alberto Masferrer, Miguel Hidalgo, Francisco Morazán, Valentín Estrada (escultor que hizo a Atlacatl), Manlio Argueta, Benjamín Saúl y Roque Dalton que en estos momentos es mi best seller Un disparo a la izquierda del corazón. Además he incursionado en la escultura, ya que he hecho la Pinacota de Roque Dalton en el Museo de Artes Visuales de la Universidad Nacional; y ahora estoy diseñando el Museo de la Universidad Don Bosco que, primero Dios, se inaugura a finales de junio, principio de julio. Así también, me dediqué 25 años a la docencia en la Universidad Nacional, y cinco años en la Universidad José Matías Delgado. Todo eso y el mucho trabajo es lo que me diferencia de los demás pintores.
¿Posee alguna de sus obras algún valor sentimental para usted?
Las obras que les guardo valor sentimental están en mi casa, esas no las vendo, ya que tengo una colección personal alrededor de 125 cuadros. Pero hay una que fue publicada en 1970 y es una de las pioneras en las que enmarqué un estilo que he seguido por 25 años, la cual está en el Museo Marte y se llama Una maternidad gigante.
Otra de las técnicas de pintura de Armando Solís es la de retrato.
¿Ha ganado algún premio?
Hace como tres años la Asamblea Legislativa me galardonó con el premio Pintor distinguido de El Salvador y en el 2006 la Universidad Nacional de El Salvador me estimuló por los años de docencia que impartí y por la herencia rica en patrimonio cultural al realizar la Pinacoteca. Además, he sido homenajeado ocho o diez veces por instituciones fuertes, como por los países de Francia, Argentina, México, Costa Rica, Guatemala, Nicaragua y ahora en día por la Alianza Francesa.
¿Admira a algún pintor?
Admiro a dos. A nivel nacional al maestro José Mejía Vides y a nivel histórico a Leonardo Da Vinci del renacimiento italiano. Ellos han sido ejemplos de vivir tanto en lo artístico como en el desarrollo personal.
Pinceladas Renovadas es la última creación que Armando Solís se encuentra exponiendo en la Gran Alianza Francesa, la cual surge de la necesidad urgente de hacer público ese estilo que forje una nueva crítica hacia su obra.
¿De dónde surge el nombre de Pinceladas Renovadas?
Me atrae ese título porque a mi edad es bien difícil que un artista se meta a investigar y a cambiar conceptos, ya que todo se vuelve conformismo. En la exposición que tengo en la Alianza hay una renovación de mi pintura, y de allí el título de mi obra, porque aunque el figurativo ya es conocido, es realizado con implementos más abstractos, más modernos y más atrevidos.
¿Hace cuánto inició la creación de Pinceladas Renovadas?
La creación inició hace cinco años, pero es hasta el 6 de mayo que la he hecho pública y finaliza el 21 de mayo.
¿De qué materiales está hecho Pinceladas Renovadas?
Son 13 cuadros entre medianos y grandes y están hechos de óleo, porque aunque dominó todas las técnicas como acuarela, tempera y acrílico; mi especialidad es el óleo.
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