martes, 27 de octubre de 2009

CHEPITO COJUTE- LA HISTORIA


“CHEPITO COJUTE”


Sentada en una silla, con la mirada perdida hacia el horizonte, como quien esta esperando al ser que se a ido, así, se encuentra Graciela “Chela”, como le decían los vecinos del Barrio Candelaria.

Ella, sigue esperando a que regrese su marido, pues el se fue para los Estados Unidos, hace unos meses atrás, partió dejándola esperando un bebé, le prometió que muy pronto regresaría y que todo saldría bien….

El tiempo pasó. Y la Chela, ya no podía con la gran barriga, que apenas la dejaba agacharse y ni pararse recta podía, porque la barriga la botaba.

Pero con ganas, de que el día llegara, pues esperaba a su hijo, así como los campesinos, esperan la lluvia para su cosecha cultivar.

Sola en su rancho, sin que nadie la asistiera, le llego... el día de parir, como pudo sintiendo, que la muerte la rondaba y encomendándose a Dios, pidiéndole que su hijo naciera bien y que nada le pasara pues ella sabia, que ese pequeño iba a ser su compañía y su razón de vivir, ratos pujando y ratos orando.

Así, nació un hermoso varón…….

El dolor que antes sintió, se transformo en alegría al verlo y oírlo gritar, como que aquel pequeño con sus gritos, le estaba dando las gracias, por haberlo dejado nacer.

Ese pequeño, que nació en medio de la tristeza y soledad de la noche, fue llamado José “Chepito”....

Han pasado ya diez años, desde aquella noche y la Chela, había trabajado duro desde aquel día para poderle dar a su hijo lo necesario. Porque de su marido, ella, ya nunca supo nada.

Contaban las malas lenguas que lo habían visto caminar, por la plaza libertad en san Salvador, que se había casado y que de la Chela y su hijo se había olvidado......

Chepe “Cojute”, así le decían sus amiguitos del barrio, había crecido bastante y además era muy curioso y no muy fácil lo engañaban, pues su madre estaba cerca para aconsejarlo.

Pero el en su mente, guardaba una inquietud y a Chela siempre le preguntaba.

- Mamá, donde esta mi papa. - El... se fue para los Estados Unidos mijo, respondió la Chela.

-Y cuando regresa… Le volvía a preguntar Cojute.

Muy pronto mijo, muy pronto, le decía Chela bien cortante y simulando como que estuviera enojada, le decía.

-Deja de estarme preguntando babosadas y mejor ponete a barrer, cipote baboso este que……

El tiempo, siguió su rumbo y la salud de Chela, fue empeorando cada día más y lo que mas le preocupaba, era el bienestar de Chepito….

Cierto día, como de costumbre al amanecer, salio chela del rancho, rumbo a la milpa, que ella misma había sembrado, una noche anterior, estuvo delirando de una gran fiebre y solo le pasaba por la mente, que era lo que iba a pasar con su hijo al faltar ella, mas sin embargo a si salio al campo, al paso de las horas empezó a sentirse débil y cansada, además le volvió la fiebre.

A eso de las tres de la tarde, se vino una gran tormenta, de esas que decía mi abuelo que traían sapos y hasta culebras, después de eso.... Chela, no regreso al rancho más......

Por la mañana, la encontraron en medio de la milpa, llena de lodo, con su rostro reflejando tristeza y desesperación, aferrada a una foto de Chepito, que tenía en su mano apuñada, como queriendo decir algo con su expresión.

Así, quedo Chela, dejando a Chepito a la intemperie y condenado a vivir en la soledad……

Un mes basto, para que las lenguas chambrozas, de aquellas de las que llevan y traen chambres del barrio, le contaran a Cojute, que su papá vivía en San Salvador... y como pudo pidiendo ray en los buses, se propuso buscarlo, ya que desde mucho que el, quería conocerlo….

Y así fue como llego,” Cojute” a la plaza libertad, solo, con sus manos vacías, pero en su corazón, albergando, una gran esperanza.

Cierto día, para un 14 de marzo si mi memoria no me falla, hacia poco que los terremotos del 2001 habían sucedidos en El Salvador.

Caminando por la plaza libertad, sentado en una banca me encontré con un cipote delgado y su piel, estaba llena de mugre de la calle y en su mano derecha sostenía, un bote de pega de zapato.

Ese cipote delgado era Cojute.

Si, Cojute, aquel pequeño que no tan fácil se dejaba enganchar de nadie, mas sin embargo lejos de su familia y sin su madre que le diera un consejo, fue cayendo en el vicio de las drogas.

Chepito, se había convertido en un niño huele pega, de esos muchos que mendigan en las calles del gran San Salvador, mas sin embargo, seguía siendo muy respetuoso y no perdía oportunidad para hablar de su gran sueño, un sueño que el tenia y que algún día quería alcanzar…

Y así, se pasaba los días, por esas calles sin final abordando los autobuses, con un pedazo de lámpara vieja, diciendo, prefiero pedir y no robar. Cantando y pidiendo, para la droga poder comprar, esa droga que algún día, lo llevaría hasta su funeral…….

Un día platicando con el, le pregunte...

Que era o que pensaba de la vida y que era su gran sueño en realidad, el en su inocencia pero muy seguro de sí, me respondió, mi sueño…hizo una pausa y se le rodaron las lagrimas por sus mejillas llenas de asfalto y suciedad de la calle, y dando un gran suspiro, me contestó, ah.....mi sueño, mi gran sueño es, conocer a mi papá….

Y así, siguió chepito “Cojute”, en las peligrosas calles, en busca, de su gran sueño alcanzar...

Poco a poco, la droga se lo fue acabando, fue perdiendo peso y sus pulmones, sus pulmones no soportaron más.

En una mañana gris, cuando el sol, apenas empezaba a levantarse, lo encontraron, en la misma banca, del mismo parque, en el mismo lugar, con sus ojos tristes como el día, que hoy están lejos de la vida.

Así, murió “Cojute”, en medio de la tristeza y soledad de la noche, como la misma noche en la que nació.

Se fue, sin despedirse y junto con el, también se llevo su sueño, su gran sueño, que hasta el ultimo minuto de su vida, el conservo y que hoy, se lo lleva hasta la tumba…

Su sueño, su gran sueño, era tan solo...... conocer a su papá.

Tomado del Libro Nostalgia en la oscura soledad
De la autoria de Santiago Miranda- Poeta y escritor salvadoreño radicado en Long Island NY.

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